Experiencias y aprendizajes modelan la arquitectura de nuestro cerebro.


La arquitectura básica del cerebro se construye a través de un proceso que comienza temprano en la vida y continúa hasta la edad adulta. Los circuitos más simples son los primeros que se construyen y los circuitos cerebrales más complejos se basan en ellos más tarde. Los genes proporcionan el modelo básico, pero las experiencias y los nuevos aprendizajes influyen en cómo o si los genes se expresan. Juntos, dan forma a la calidad de la arquitectura del cerebro y establecen una base sólida o frágil para todo el aprendizaje, la salud y el comportamiento a lo largo del desarrollo. La plasticidad, o la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse, es mayor en los primeros años de vida y disminuye un poco con la edad.

Los cerebros se construyen con el tiempo, de abajo hacia arriba.

La arquitectura básica del cerebro se construye a través de un proceso continuo que comienza antes del nacimiento y continúa hasta la edad adulta. Primero se forman conexiones neuronales y habilidades más simples, seguidas de circuitos y habilidades más complejos. En los primeros años de vida, se forman más de 1 millón de nuevas conexiones neuronales cada segundo . Después de este período de rápida proliferación, las conexiones se reducen mediante un proceso llamado poda, que permite que los circuitos cerebrales se vuelvan más eficientes.

La arquitectura del cerebro se compone de miles de millones de conexiones entre neuronas individuales en diferentes áreas del cerebro. Estas conexiones permiten una comunicación ultrarrápida entre neuronas que se especializan en diferentes tipos de funciones cerebrales. Los primeros años son el período más activo para establecer conexiones neuronales, pero se pueden formar nuevas conexiones a lo largo de la vida y las conexiones no utilizadas continúan siendo podadas. Debido a que este proceso dinámico nunca se detiene, es imposible determinar qué porcentaje del desarrollo del cerebro ocurre a cierta edad. Más importante aún, las conexiones que se forman temprano proporcionan una base sólida o débil para las conexiones que se forman más tarde.

Las interacciones de los genes y la experiencia dan forma al cerebro en desarrollo. Aunque los genes proporcionan el modelo para la formación de circuitos cerebrales, estos circuitos se refuerzan con el uso repetido. Un ingrediente importante en este proceso de desarrollo es la interacción de servicio y retorno entre los niños y sus padres y otros cuidadores en la familia o la comunidad. En ausencia de una atención receptiva, o si las respuestas no son confiables o inapropiadas, la arquitectura del cerebro no se forma como se esperaba, lo que puede generar disparidades en el aprendizaje y el comportamiento. En última instancia, los genes y las experiencias trabajan juntos para construir la arquitectura del cerebro.

Las capacidades cognitivas, emocionales y sociales están inevitablemente entrelazadas a lo largo de la vida. El cerebro es un órgano altamente integrado y sus múltiples funciones operan en coordinación entre sí. El bienestar emocional y la competencia social proporcionan una base sólida para las habilidades cognitivas emergentes, y juntas son los ladrillos y el cemento de la arquitectura del cerebro. La salud emocional y física , las habilidades sociales y las capacidades cognitivo-lingüísticas que surgen en los primeros años son importantes para el éxito en la escuela, el lugar de trabajo y en la comunidad en general.



Referencias

* Hardvar-University: developingchild.harvard.edu/science/key-concepts/brain-architecture/

* developingchild.harvard.edu/science/deep-dives/gene-environment-interaction/



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