El poder de la música como herramienta de aprendizaje en la educación infantil.
La
música es un instrumento básico para padres y educadores en general, ya que es
el mejor vehículo para transmitir cualquier tipo de aprendizaje de forma
lúdica.
Durante
la infancia, se amplían habilidades de forma más fácil y rápida, ya
que el cerebro de un niño es mucho más plástico y activo que el de un adulto.
Desde una edad temprana estimular a tu hijo con música puede repercutir en
numerosos beneficios en su desarrollo.
La música
estimula la zona derecha del cerebro que está especializada en
sentimientos y habilidades especiales visuales y sonoras, como la música o
el arte, de igual manera despierta la imaginación del niño y lo invita a viajar
a través de culturas diferentes, a vivir
experiencias y emociones que hacen enriquecer su mente de nuevas y gratificantes
experiencias y gracias a ello, motivará su potencial creativo.
Al mismo
tiempo, bailar hace que los niños sigan el ritmo de la música encontrando
una nueva forma de expresarse a través de todo su cuerpo. Aprenden a moverse de
forma armónica, coordinando sus movimientos -o por lo menos, intentándolo- mejorando su desarrollo psicomotriz. Tanto el baile
como el movimiento, desarrollará en el niño destrezas físicas, procesos
secuenciales (que le servirá más adelante para una mejor comprensión de las
mates y el lenguaje) entrenamiento de habilidades viso-espaciales, disciplina y
trabajo en equipo.
La
música ayuda a los niños a socializarse mejor con los demás. Gracias a la música
se crean grupos dónde los niños comienzan a interactuar entre ellos. El trabajo
musical fortalece el aprendizaje cooperativo, incentiva el respeto de sí
mismo y de los demás, aprendiendo a tolerar sus errores y el de los otros,
siendo más solidarios y más abierto a las críticas.
La atención en los
niños es difícil de captar, y desarrollar la capacidad de concentración es aún
más difícil. La música estimula áreas del cerebro que difícilmente se
pueden ejercitar de otra manera. Aquellas personas que han tenido una
formación musical tiene capacidades de concentración y atención a los detalles
superiores a la media, así como una mayor voluntad para ser constantes y a
seguir una disciplina en su día a día.
La memoria es un
aspecto importante para el proceso de aprendizaje, el estudio de la música y/o
de un instrumento musical se ponen en juego tres aspectos: la memoria visual,
la memoria muscular o gestual y la memoria auditiva. Este entrenamiento
cotidiano contribuye a ampliar la memoria, ya aplicada a otros aspectos de la
vida.
Finalmente, escuchar
música reduce el estrés. Muchos profesionales de la medicina prescriben
escuchar música a aquellas personas que sufren de estrés y de ansiedad. Además,
la música ayuda a generar endorfinas, la hormona de la felicidad. La música
también mejora el desarrollo del área cerebral implicada en la motivación, el
placer y la recompensa, lo que puede ser de mucha ayuda en una sala de clases.
Cuando
estimulamos musicalmente a los más pequeños nuestro objetivo no será crear
músicos profesionales, aunque puedan llegar a serlo. Lo que pretendemos es que
el niño disfrute aprendiendo música, la ame y contribuya a su educación.
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