LA PEDAGOGÍA DEL ASOMBRO Y SU IMPACTO EN EL APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS

 


La profesora inesperadamente entra al aula disfrazada de célula, los murmullos de los niños se van desvaneciendo rápidamente hasta quedar el salón en absoluto silencio, se puede apreciar como sus pupilas se dilatan al ver a su profe transformada, sus demás sentidos se empiezan a agudizar, su atención se enfoca solo hacia la profe dejando de lado todo elemento distractor para no perderse ningún detalle. Una canción de fondo preparada para la clase hace que sus alumnos se emocionen aun más de la cuenta. La ansiedad aumenta por saber qué tendrá preparado la profe con ese disfraz... Distintas emociones afloran en el aula y solo esperan la hora del inicio del espectáculo... La clase de hoy es la célula y sus partes... 

La sorpresa, también llamada asombro, perplejidad o sobresalto, es una reacción emocional espontánea, provocada por un acontecimiento imprevisto, por algo que tú no esperas, no se puede clasificar ni como positiva ni como negativa pero vaya que si genera un impacto genial en el aprendizaje de los peques. Otra de las características que la definen es que después de estar asombrados por tal evento sorprendente, viene todo un rio de emociones. ¿Cuáles? ¡Eso dependerá de la manera como se haya planificado la sorpresa! 



También podemos referirnos a la sorpresa como un mecanismo de alertar frente a un peligro. Por ejemplo, estamos cruzando un semáforo o un paso de cebra con los niños y, de repente a lo lejos, vemos que se acerca un coche a gran velocidad. Nos sorprende que no tenga intención de parar, pero a su vez nos está diciendo que debemos correr para llegar al otro lado de la calle.

La sorpresa es muy veloz y podríamos decir que es la emoción más rápida de todas y, también, es la que más rápido se pierde con los años. Por ejemplo, un bebé de un año se sorprende por casi todo, porque todo es nuevo para él; sin embargo, según nos vamos haciéndonos mayores, nos cuesta mantener el asombro a diario.

Razones para educar a nuestros estudiantes en la pedagogía del asombro

1. La sorpresa es una emoción que favorece e influye positivamente en el aprendizaje de los niños. Les provoca curiosidad e interés por querer saber más y despierta su atención por continuar estudiando o descubriendo determinadas cosas sobre una materia en concreto.

2. Le lleva a expresar frases como '¡Ah, quiero saber más!', '¡Qué curioso. Eso no lo sabía yo! o '¡Esto nunca me lo habían contado!' y eso les lleva a investigar y a buscar por sí solo más información. Todo esto hace que el niño empiece a ser más autónomo, más independiente y más responsable.

3. Si, además, incluimos la sorpresa como un ingrediente básico en nuestro día a día conseguiremos que nuestros estudiantes se enamoren mucho más de la escuela y el aprendizaje. 

4. La sorpresa también puede ayudar al niño a mejorar su autoestima, el concepto y la visión que tenga de sí mismo. Imagínate la situación: ha estudiado mucho para aprobar un examen y, al final, saca un 8 o un 9. ¡Empezará a creer más en él y descubrirá que puede hacerlo bien!

5. Cultivar esa mirada infantil de descubrir todos los días algo positivo es muy interesante, porque les transmitimos a los niños el mensaje de que cada día se pueden aprender cosas maravillosas.

6. El niño que sabe identificar y aceptar las sorpresas aprenderá a gestionar su efecto positivo o negativo, a tener una respuesta ante ellas y asumir con total naturalidad que forman parte del día a día. Esto le ayuda a granularizar sus emociones.  

7. Y, por último, al ver las consecuencias positivas que genera la sorpresa en él, intentará replicar esa experiencia con el ejemplo y buscar formas de sorprender a papá, mamá, sus amiguitos de escuela a la hora de exponer o presentar un proyecto. ¿No es maravilloso?

La pedagogía del asombro es una estrategia pedagógica magnífica que no solo da excelentes resultados sino que también cambia la vida de sus estudiantes en la escuela:



1. Reduce los conflictos y las tensiones en el aula.

2. Hace más divertidas las experiencias de aprendizaje y mejora los resultados académicos esperados.

3. Reduce el abstencionismo escolar.

4. Aumenta la autoestima de los niños.

5. Mejora su rendimiento académico.

6. Estimula el trabajo colaborativo y entre pares.

7. Estimula la granularidad emocional

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