Neurobiología de los TEA.


Resultado de imagen de trastornos de aprendizaje en niños"

Las dificultades del aprendizaje han sido ampliamente abordadas a lo largo del tiempo, es por esto, que existe una gran aproximación respecto a su etiología y clasificación brindadas por diferentes autores e investigaciones. En el presente texto, se hace una revisión teórica con base en lo anterior, resaltando el componente biológico de las mismas.
La guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5, las nombra en términos de trastornos específicos del aprendizaje, definiéndolos principalmente como una “dificultad en el aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas, evidenciado por la presencia (…) de síntomas que han persistido por lo menos durante 6 meses, a pesar de intervenciones dirigidas a estas dificultades” (APA, 2013, p.38). Así, su distinción se presenta de la siguiente manera:
Dislexia: “Patrón de dificultades del aprendizaje que se caracteriza por problemas con el reconocimiento de palabras en forma precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica” (p.39).
Discalculia: “Patrón de dificultades que se caracteriza por problemas de procesamiento de la información numérica, aprendizaje de operaciones aritméticas y cálculo correcto fluido” (p.40).
Disgrafía: "Dificultad en la expresión escrita, con afectación en elementos como la ortografía, gramática, puntuación, claridad y organización".
Igualmente, es importante reconocer que “no todos los niños que encuentran problemas para leer, escribir y calcular experimentan el mismo tipo de dificultades” (Santiuste-Bermejo y Santiuste Díaz, 2008, p.656), debido a la multitud de procesos subyacentes a estas funciones. Millá (2006), al igual que otros autores, identifican diversas etiologías de las dificultades del aprendizaje, entre ellas, las basadas en factores sociales y culturales, de los procesos de aprendizaje y neuropsicológicos.
De esta manera, Carboni-Román, Del Río Grande, Capilla, Maestú y Ortiz (2006), afirman:


En los últimos años, las técnicas de neuroimagen han permitido el abordaje del estudio cerebral y cognitivo, lo que ha facilitado la obtención de un número considerable de datos que arrojan luz sobre el desarrollo anatómico y funcional del cerebro y sus relaciones con la progresiva adquisición de habilidades cognitivas, así como el establecimiento de hipótesis sobre lo que sucede cuando esta adquisición se encuentra alterada (p.171).
Es por lo anterior, que en los últimos años han sido más las investigaciones que confirman la presencia de signos neurológicos y disfunciones en el SNC presentes en las dificultades del aprendizaje (Santiuste-Bermejo y Santiuste Díaz, 2008; Carboni-Román et, al., 2006); Rebollo y Rodríguez, 2006); Ardila, Roselli, y Matute, 2005); Galaburda, LoTurco, Ramus, Fitch, Rosen, Glenn y Landau, 2006).
En la misma línea, Santiuste-Bermejo y Santiuste Díaz (2008), identifican la etiología de las dificultades del aprendizaje en el déficit de conexión sináptica, resaltando de igual manera que éstas pueden ser producidas nuevamente, creando ambientes favorecedores.
Indiscutiblemente, la dislexia es el tipo de dificultad en el aprendizaje más estudiada, Ardila, Roselli y Matute (2005), reconocen diferencias cerebrales entre niños con y sin dislexia, es así, que afirman que los primeros, presentan asimetrías exageradas, tienen un activación a nivel talámico disímil, pero no una activación temporoparietal durante la tarea de reconocimiento fonológico. Igualmente, “las alteraciones en el procesamiento fonológico se relacionarían específicamente con un patrón cerebral aberrante que fallaría en establecer conexiones entre las áreas temporooccipitales basales y las áreas temporales posteriores izquierdas y parietales inferiores” (Carboni-Román et al, 2006, p.173 ).
Continuando con la dislexia, Galaburda (citado en Carboni-Román et al, 2006), identificó que “el núcleo geniculado lateral y el núcleo geniculado medial son más pequeños en sujetos disléxicos que en sujetos normales debido a la presencia de un mayor número de neuronas pequeñas en esas estructuras” (p.173). Aún más específico, desde hace unos años se encontró que la dislexia podría estar relacionada con regiones cromosómicas alteradas y más recientemente se le han dado nombre a esos genes, DYXICI, KIAA0319, DCDC2 y ROBOI (Galaburda et al, 2006).
Por otro lado, Pastells (2007), estudió la relación entre la memoria humana y el rendimiento en el cálculo, en el que encontró una relación importante y consistente, pues describió al igual que otros autores, que los niños que tienen menos disponibilidad de recursos de memoria tienen también un menor rendimiento en tareas de cálculo. De igual manera, recalca que no debe fomentarse la estrategia repetición en niños con dificultades de cálculo, sino la activación de los procesos psicológicos implicados en el aprendizaje.
Rosselli y Matute (2011), han propuesto que la discalculia del desarrollo se asocia con una disfunción del lóbulo parietal en el hemisferio izquierdo y derecho. De igual forma, afirman que “las lesiones en las áreas del lenguaje de la región perisilviana en el hemisferio cerebral izquierdo producen alteraciones en la comprensión y en la producción de números y, derivado de ello, para realizar operaciones aritméticas” (p.133).

Rotzer et al. (citado en Rosselli, M., y Matute, 2011), utilizaron imágenes de resonancia magnética para analizar las diferencias estructurales en niños con y sin discalculia; los primeros mostraron una disminución significativa de diferentes áreas cerebrales, entre ellas, el cíngulo anterior, la circunvolución frontal inferior derecha, y bilateralmente la circunvolución frontal media.
El hecho de que la discalculia se presente con otros problemas de aprendizaje en varios miembros de la misma familia ha llevado a pensar que tiene un origen genético. (Rosselli y Matute, 2011), sin embargo, no existen investigaciones concluyentes respecto al tema.
Por último, y siendo el tipo de dificultad del aprendizaje de la que menos se describe, se expresa que la escritura depende para su ejecución de un subtipo particular de memoria de trabajo, el llamado buffer grafémico, que permite retener los grafemas; alteraciones en este servosistema ocasionan errores por omisión o sustitución, en lo que se conoce como disgrafia del buffer grafémico (Neurowika, s.f.).

“La escritura debe asimismo organizarse espacialmente en el papel, conservando una horizontalidad a lo largo de los párrafos, de cuya pérdida surge la disgrafía aferente, relacionada con lesiones hemisféricas derechas” (Neurowika, s.f.). De igual modo, se manifiesta que la poca literatura encontrada correspondiente a este tema, se refiere más que a etiologías cerebrales, a alteraciones en algunas funciones implicadas.
Cabe destacar nuevamente a Carboni-Román et, al. (2006), quien afirma que las dificultades del aprendizaje no son solo debidas a disfunciones cerebrales únicas, sino a alteraciones en la conectividad cerebral. Por otra parte, Rebollo y Rodríguez (2006), subrayan que el aprendizaje es el resultado de la corteza cerebral y especialmente de las zonas más elevadas del neocórtex y en el neo-neocórtex.
Es de vital importancia, resaltar que existen posibilidades de progreso, al respecto Millá (2006), determina que “mediante la atención temprana de las Dificultades del Aprendizaje ayudamos a los niños y niñas a construir circuitos neuronales y a mejorar sus capacidades en una fase del desarrollo en la que la neuroplasticidad se ha de aprovechar al máximo” (p.155). Todo lo anterior, nos da a entender la importancia del acompañamiento de un equipo multidisciplinario capacitado en las técnicas y recursos para esto, ampliamente estudiadas por la psicología educativa y la neuropsicología pediátrica.

Referencias
APA. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. España: Editorial Médica Panamericana.

Ardila, Alfredo, Roselli, M. y Matute, E. (2005). Neuropsicología de los trastornos del aprendizaje. México: Manual Moderno.

Carboni-Román, A., Del Río Grande, D., Capilla, A., Maestú, F. y Ortiz, T. (2006). Bases neurobiológicas de las dificultades del aprendizaje. Revista de Neurología, 42, 171-175.

Galaburda, A.,LoTurco, J., Ramus, F., Fitch, R., Rosen, Glenn D. y Landau, E. (2006). La Dislexia del Desarrollo: Gen, Cerebro y Cognición. Psykhe, 15, 3-11.

Millá, M. (2006). Atención temprana de las dificultades del aprendizaje. Revista de Neurología, 2, 153-156.

NeuroWikia. (s/f). Bases neurobiológicas de la escritura y lectura. NeuroWikia. Recuperado el 25 de octubre del 2015, de http://www.neurowikia.es/content/bases-neurobiol%C3%B3gicas-de-la-escritura-y-lectura

Pastells, A. (2007). ¿Por qué algunos niños tienen dificultades para calcular? Una aproximación desde el estudio de la memoria humana. Revista Latinoamericana de Investigación en Matemática Educativa, 10, 315-333.

Rebollo, M. y Rodríguez, S. (2006). El aprendizaje y sus dificultades. Revista de Neurología, 42, 139-142.

Rosselli, M., y Matute, E. (2011). La Neuropsicología del Desarrollo Típico y Atípico de las Habilidades Numéricas. Revista de Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 11, 123- 140.

Santiuste-Bermejo y Santiuste Díaz. (2008). Consistencia epistémica del síndrome de Dificultades del Aprendizaje. Universitas Psychologica, 7, 655-671.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA PEDAGOGÍA DEL ASOMBRO Y SU IMPACTO EN EL APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS

NEUROMITOS EN LA EDUCACIÓN TERCERA ENTREGA

LOS NEUROMITOS EN LA EDUCACIÓN