Adicción a las drogas ¿Problema social, enfermedad o trastorno de aprendizaje?
Pexels Cuando hablamos de adicciones, seguimos en cierto modo lastrados por una visión moral, que señala a la persona adicta como un ser egoísta, mentiroso y propenso a cometer delitos. Creemos que, en cierto modo, se lo ha buscado y no merece un trato compasivo. Frente a este planteamiento lleno de prejuicios, hace ya bastantes años que la adicción se ha incorporado al listado de enfermedades mentales que deben ser tratadas en un entorno sanitario. Se entiende que el cerebro del adicto ha sustituido sus mecanismos “naturales”, por sustancias o conductas externas, que lo hacen totalmente dependiente. Y debemos “curarlo”, para que el individuo pueda reintegrarse en la sociedad. Esta segunda opción es mucho más acorde con lo que conocemos sobre el cerebro adicto. Sin embargo, la transición entre estas dos concepciones no se ha completado, y en cierta forma se entrelazan en ocasiones, tal y como ocurre en los programas de 12 pasos, los que proporcionan comunidades religiosas...