"SILENCIAR EL DOLOR NO ES SANARLO: EL FALSO MITO DE LA MEDICACIÓN"
¿Y si el verdadero tratamiento para la ansiedad y la depresión no estuviera en una pastilla, sino en tu historia no contada?
La respuesta rápida no siempre es la correcta
Cada vez que alguien dice "me siento ansioso", "tengo un bajón que no se me va" o "me cuesta salir de la cama", la respuesta más común no es preguntar qué le pasa, sino qué pastilla está tomando. En las últimas décadas, los antidepresivos y ansiolíticos se han convertido en la solución exprés para lo que debería ser atendido con más profundidad: el sufrimiento humano. Pero… ¿realmente curan? ¿O solo anestesian?
Este artículo no busca demonizar la medicación, sino invitar a una reflexión crítica y profundamente humana sobre cómo abordamos la ansiedad, la depresión y el trauma. ¿Es la pastilla una salida… o un silencio impuesto al dolor?
Ansiedad y depresión: una epidemia silenciosa en todas las edades
La ansiedad y la depresión son hoy dos de los trastornos más prevalentes del siglo XXI. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023), más de 280 millones de personas sufren depresión y más de 300 millones conviven con trastornos de ansiedad. Estas cifras se han disparado tras la pandemia, afectando a personas sin distinción de género ni edad.
En América Latina, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó sobre un incremento superior al 35% en los síntomas depresivos post-pandemia. En Europa, uno de cada seis adultos ha experimentado trastornos depresivos o ansiosos en el último año. Niños, adolescentes, adultos y personas mayores conviven con el malestar emocional de forma crónica… pero la mayoría aún recibe como única respuesta una receta médica.
¿Son los antidepresivos la solución? Lo que dice la ciencia
Sí, los antidepresivos pueden ser útiles. Son especialmente necesarios en cuadros agudos, en fases de riesgo suicida o en pacientes con una incapacidad funcional grave. No se trata de demonizarlos. Sin embargo, la evidencia científica es clara: no deben ser el tratamiento exclusivo. Un metaanálisis publicado en The Lancet Psychiatry (Cipriani et al., 2022) confirma que los efectos de los antidepresivos son modestos en la mayoría de los casos leves o moderados, y que su efectividad se equipara muchas veces con el placebo. Además, su uso a largo plazo presenta riesgos: insomnio, aplanamiento emocional, disfunción sexual, dependencia emocional a la medicación, entre otros.
El Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE, 2022) recomienda explícitamente que la psicoterapia debe ser la primera línea de tratamiento, especialmente en casos moderados. Lo preocupante es que muchas personas acceden a medicación sin haber recibido ni una sola sesión de terapia, ni una evaluación integral de su historia emocional.
El caso de María: una historia que refleja a miles
María, 35 años, llegó a consulta después de tres años tomando antidepresivos. “Me dijeron que tenía un desequilibrio químico, que era algo biológico. Pero aunque los síntomas bajaban un poco, yo seguía vacía. Como si estuviera anestesiada. No sentía dolor, pero tampoco alegría”.
Lo que María no sabía, y lo que nadie le explicó, es que la depresión no siempre es un problema químico. Muchas veces es una respuesta natural del cuerpo a heridas no atendidas. A lo largo de la terapia, María recordó cómo había crecido con una madre emocionalmente ausente, y cómo desde niña aprendió a no molestar, a reprimir el llanto, a callar el miedo. Lo que su cuerpo expresaba como "síntomas depresivos", era en realidad el eco emocional de un trauma nunca verbalizado.
Trauma, estilo de vida y la raíz del sufrimiento emocional
Numerosos estudios han demostrado que el origen de la ansiedad y la depresión está profundamente ligado a experiencias traumáticas, patrones relacionales disfuncionales y estilos de vida desregulados. El psiquiatra Bessel van der Kolk en su obra El cuerpo lleva la cuenta (2015) demuestra cómo el trauma infantil, los abusos, las pérdidas y las emociones bloqueadas generan alteraciones neurológicas reales, que no se resuelven con pastillas, sino con procesos terapéuticos que ayuden a resignificar y liberar.
Además, factores como la privación del sueño, la mala alimentación, el sedentarismo y el estrés crónico agravan o incluso desencadenan síntomas depresivos. Investigadores de la Universidad de Harvard han vinculado directamente la inflamación causada por dietas ultraprocesadas con un aumento en los cuadros depresivos (Harvard Health Publishing, 2021). Dormir mal eleva el riesgo de ansiedad en un 70% (Nature Human Behaviour, 2023), y la desconexión social impacta de forma directa en el estado de ánimo.
No naciste con un déficit químico. Naciste con heridas que aún no han sanado.
Frente a esto, la psicoterapia basada en evidencia, como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), el EMDR (para el procesamiento del trauma), y enfoques como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) o la terapia basada en mindfulness, ofrecen herramientas duraderas. Estas terapias enseñan al paciente a identificar patrones, regular emociones, cambiar creencias, sanar heridas del pasado y construir una vida más significativa.
La sanación no está en una receta, sino en una transformación
Es momento de decirlo con claridad: los antidepresivos no curan. Ayudan, estabilizan, acompañan... pero no resuelven. La raíz del sufrimiento emocional no se encuentra en un desbalance químico aislado, sino en una historia emocional que necesita ser escuchada, comprendida y resignificada. Si seguimos tapando el síntoma sin mirar la causa, solo estamos posponiendo el dolor.
El verdadero tratamiento exige valor: mirar hacia dentro, hablar de lo que duele, cambiar lo que intoxica, dormir bien, moverse, poner límites, pedir ayuda. Sanar no es fácil, pero es posible. Y sobre todo, es mucho más que tomar una pastilla. Es una reconstrucción desde adentro.
Tu historia no es una patología. Es una herida que puede transformarse en fortaleza si decides dejar de callarla.
¿Y tú? ¿Has sentido que la pastilla no era suficiente?
Cuéntanos tu historia, comparte este artículo si te resonó o si crees que puede ayudar a alguien. La salud mental necesita menos silencio y más humanidad.
Psicólogo Leonardo Martínez
Divulgador en Salud Mental y Emocional
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