¿QUÉ ES LA ANSIEDAD Y QUÉ ES UN TRASTORNO DE ANSERDAD?

 



Vivimos en una cultura que no se toma en serio los problemas de salud mental. Hay muchos estigmas al respecto, entre ellos podemos citar: -algunas personas te dicen que simplemente lo sobrelleves con calma, es algo pasajero, no es tan grave al fin y al cabo, o también suelen decirte que lo arregles con pastillas para relajarse, o escuchando música, o que dejes de preocuparte tanto por cosas inútiles, o peor aún, te dicen mira, es que todo está solo en tu cabeza. Pero estoy aquí para decirles que los trastornos de ansiedad son tan reales como la diabetes o una ETS.

Existen muchos problemas con la atención en salud básica, y la atención en salud mental no es la excepción en Latinoamérica. Algunas personas no tienen un seguro que lo cubra, algunos han sido descartados por el sistema o minimizados en el pasado y no creen que buscar ayuda psicológica especializada sirva de nada. Algunos se preocupan por el estigma de ser catalogados como enfermos mentales y creen que por ese motivo podría afectarse su futuro, su empleo o quizás peor sus relaciones interpersonales. Pero la ansiedad no es una falla moral o personal, es un problema de salud, como la faringitis estreptocócica o el mismo Covid. Debe tratarse con el mismo tipo de seriedad y respeto.

Antes de que podamos hablar de los trastornos de ansiedad, hablemos de la ansiedad en sí. La ansiedad es la emoción muy real y normal que sentimos en una situación estresante. Está relacionado con el miedo, pero mientras que el miedo es una respuesta a una amenaza inmediata que desaparece rápidamente, la ansiedad es una respuesta a amenazas más inciertas que tiende a durar mucho más. Todo es parte del sistema de detección de amenazas que todos los animales tienen hasta cierto punto, para ayudar a protegernos de los depredadores. La ansiedad comienza en la amígdala del cerebro, un par de haces de nervios del tamaño de una almendra que alertan a otras áreas claves del cerebro para que se alisten para la acción, que en algunos se puede manifestar como lucha defensiva, lucha agresiva, huida o parálisis.  A continuación, el hipotálamo transmite una señal desencadenando lo que llamamos la respuesta al estrés en nuestro cuerpo. Nuestros músculos se tensan, nuestra respiración, la frecuencia cardíaca aumenta, se activan respuestas galvánicas en nuestra piel y nuestra presión arterial empieza a elevarse al mismo tiempo ciertas áreas en el tallo cerebral se activan y lo colocan en un estado de alerta máxima. 

Hay formas en que la respuesta de lucha o huida se mantiene un poco bajo control cuando se conecta con un área superior llamada corteza prefrontal ventromedial que en términos simples funciona de la siguiente manera - Si una persona ve algo en su entorno y cree que es peligroso, como un tigre o una serpiente, por ejemplo, este estímulo visual envía una señal a la amígdala y esta te dice que "corre por tu vida". Sin embargo, la corteza prefrontal ventromedial analiza el estímulo y puede decirle a la amígdala: ¡Oye, mira! Calmémonos un poquito… El tigre está en una jaula. ¿Sabes qué es una jaula cierta? Estos animales no pueden escapar de una jaula, así que está bien si nos calmamos un poco ok¡Es un circuito de retroalimentación que te ayuda  a mantener la respuesta bajo control. El hipocampo también está involucrado en todo este complejo proceso, recurre a buscar en su basto archivo de memoria un contexto similar que hayas vivido anteriormente y te dice cosas como, "Oye, hemos visto tigres en jaulas antes, te recuerdo que ya hemos estamos en un zoológico antes y estamos en un lugar seguro, así que no debes temer".

Cuando los episodios de ansiedad empiezan salirse de tu control y se agudizan, estos sistemas de detección de amenazas y los mecanismos que las reducen o inhiben están funcionando incorrectamente entre ellos y nos genera una preocupación excesiva por el futuro y nuestra seguridad y bienestar en él.  Pero para muchas personas, este problema se hace aún más complejo, experimentando una ansiedad generalizada persistente que interrumpe su rutina laboral, la escuela y las relaciones interpersonales obligándolos a evitar situaciones que pueden desencadenar esos síntomas particulares de un ataque de ansiedad. Los trastornos de ansiedad se han disparado de una manera astronómica durante la pandemia y promete ser uno de los trastornos de salud mental junto con la depresión, más recurrentes al finalizar esta crisis.  Con base en datos de la Encuesta Mundial de Salud Mental, los investigadores estiman que alrededor del 65 por ciento de las personas tienen o han tenido un trastorno de ansiedad antes de o durante la pandemia. Estos incluyen trastorno de ansiedad social, trastorno de pánico, agorafobia y fobias. Los estudios han demostrado que las personas con trastornos de ansiedad no solo tienen una forma diferente de reaccionar al estrés. Puede haber diferencias reales en cómo funciona su cerebro.

Un modelo describe posibles confusiones en las conexiones entre la amígdala y otras partes del cerebro. Las vías que señalan la ansiedad se vuelven más fuertes y cuanta más ansiedad tenga, más fuertes se volverán los síntomas y su trastorno se convertirá en un horrible círculo vicioso.

La buena noticia es que existen exitosos tratamientos para el manejo efectivo de la ansiedad. Recuerde, esto no se trata de debilidad, sino de cambiar patrones cerebrales y las investigaciones muestran que nuestros cerebros tienen la capacidad de reorganizarse y formar nuevas conexiones a lo largo de nuestras vidas. Un primer paso es hacer lo básico. Siga una dieta equilibrada, haga ejercicio con regularidad y duerma lo suficiente, ya que su mente es parte de su cuerpo. También podría ser útil probar la meditación o el mindfulness. En lugar de que nuestro ritmo cardíaco aumente y nuestro cuerpo se tense, con este tipo de ejercicios podemos controlar la respiración, ralentizar la respuesta de lucha/huida y mejorar nuestro bienestar en ese momento. La terapia cognitivo-conductual es sin lugar a dudas una de las mejores alternativas terapéuticas para tratar este padecimiento con mayor éxito. En este tipo de terapias, aprendes a identificar los pensamientos perturbadores y a determinar si son reales o no. Con el tiempo, la TCC  puede reprogramar esas vías neuronales que aprisionan la respuesta de ansiedad. Los estudios han demostrado que tanto los medicamentos a largo plazo como la TCC pueden reducir esa hiperactividad de la amígdala que vemos en los trastornos de ansiedad.

La presión arterial alta y la diabetes pueden tratarse o controlarse con el tiempo. Y lo mismo ocurre con los trastornos de ansiedad.

 

 

 


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